Chuy Mollá
Juan Manuel Bonilla Soto
Con el aguamanil en la derecha, ella escurría, sin prisa, agua en esa jofaina que, a juzgar por su aspecto, fue testigo privilegiado de escaramuzas como esa en tiempos que tal vez fueron mejores. Antes de iniciar su ceremonia patrocinada por Acuario, permanecieron largo tiempo en silencio, abrazados, pero cada uno metido en su meditación. En este momento no es tan importante hablar de la magnitud de placer que alcanzara cada uno, sino del remordimiento que parecía brotarles de lo que apenas diez minutos antes fue jadeo.La mano izquierda de ella, argentina en el dorso y ruborizada en la palma, como si hacer lo que iba a hacer la sonrojara, entraba y salía como delfín amaestrado de ese maltrecho golfo que seguramente en otros tiempo impactó a más de uno con la perfección del peltre blanco, adornado apenas con la franja azul que se deslizaba en su contorno como litoral de júbilo.A ese hotelucho en el que se refugiaron (un monasterio insólito y abatido para expiar las culpas en medio de flagelos y levitaciones) aún le sobrevivían, además de la base forjada en hierro, con aspecto más de macetero que pedestal para sostener el lavamanos, un pequeño mechero dispuesto con su esponja de algodón inundada en alcohol para tibiar el agua del aseo final; igualmente se negaban a desaparecer los rechinidos de esa cama de latón sin brillo, (invadida por un óxido que pretende ser pátina manufacturada en otra dimensión) rechinidos que seguramente sobreviven como eco de momentos victoriosos.Ella pide que le acerque el miembro, que lo acune en la sonrosada palma de su mano y cuando lo hizo, no sin antes enfrentarse y derrotar una serie de prejuicios que nunca creyó suyos, porque nunca antes lo condujo nadie de una manera tan extraña a finalizar el acto de la entrega, ella descubrió que la humedad pegajosa que él ponía entre sus manos no era la abdicación ni la derrota, sino el cetro orgulloso que aún después de la contienda pronunciaba su satisfacción con latidos como diástoles de un corazón con taquicardia.Mientras recibía en el cuerpo del pecado la absolución jordánica de aquellas aguas, él guardó silencio y en su memoria se instaló un litigio semántico respecto a la maternidad para llegar a la conclusión de que si su amigo lo supiera, lo despojaría de toda potestad filial porque eso que acababa de hacer, efectivamente, no tenía madre.***Algo había leído de Carlos Monsiváis. Sobre todo sus crónicas en los diarios y, esas lecturas, en algún momento, cuando mi debut en las páginas de periódicos locales, me indujeron a escribir algunos testimonios locos de los que prefiero no acordarme ni citar jamás en mi currículum. Pero ese medio día encontré a un Monsiváis distinto. Un gurú que con la sola invocación me abrió las puertas a lo que fueron los mejore lupanares de los cuarentas, que hasta la fecha yo respetaba en medio de una contradictoria asociación con el anhelo, porque todavía no tenía yo edad, aún no era mi tiempo, pero leer esa sentencia aforística fue el conjuro de mi indecisión "Todo a su tiempo pero el tiempo me nombró su único representante” y amparado en esa absolución declarativa de los yugos que me ataban, decidí adquirir el libro y sentarme a hojearlo en una banca del jardín más próximo porque, posponer la inauguración hasta mi casa, sería un atentado.***Daniel Polanco, pintor en ciernes, con los pinceles de marta que suponía lo liberarían de un anonimato que él denominaba exilio, lanzaba sus primeras líneas y apuntalaba con colores enfebrecidos la estética de alguien que previamente abrevó en la perspectiva monástica de una pinacoteca religiosa y virreinal.Daniel era ambicioso, pero tímido. Su timidez no era producto de la inseguridad, sino el resultado de un claustro familiar asumido inicialmente como vocación y posteriormente abjurado como sólo se abjura de una matriarca que le pone freno al entusiasmo.Él había resuelto romper el cerco de silencio que el caballete le significaba y esa tarde, con su nuevo set de pinceles Kolinsky Tajmir se presentó en la vieja casa de la cultura de ese puerto que, de acuerdo a sus slogan’s, sólo promovía arte desafiante.Antes de enfilar sus pasos a la sección de plástica, anduvo curioseando en los pasillos y se deleitó con las vocalizaciones iniciales que buscaban ser solfeo; igual quedó maravillado con la flexibilidad de esa practicante de ballet y de cómo soltaba las barras que garantizaban su equilibrio, como si fuera un barco temerario que deja atrás las ataduras de los muelles. En fin, curiosidad de artista.También llamó poderosamente su atención lo que le pareció un acto masivo de suicidio: un grupo de jóvenes formados, mirándose de frente, con los brazos extendidos y trenzados, mirándose a los ojos como si se tratara de un duelo colectivo de hipnosis y, en el fondo, una plataforma como de árbitro de tenis o de voley bol desde cuya cima, el que parecía ser oficiante supremo, de espaldas a sus compañeros, con las manos en la nuca, sin decir “fuera abajo” renunció a su verticalidad y se dejó caer, solemne y ceremonioso, hacia el entablado de ese puente en ruinas que formaban los brazos de sus compañeros. La precipitación no requirió de mucho tiempo, apenas el suficiente para sobreponerse al corte en la respiración que tuvo al momento en que sentía en su espalda una palmada y, como regresando del vértigo de la caída, escuchó desde una distancia imprecisa: sorprendente ¿verdad?La voz que lo increpaba continuó acorralándolo con preguntas que no esperaban respuesta ¿tú te atreverías a hacerlo?, ¿te asustó el acto?, ¿piensas que se trata de dementes?, ¿te interesas por el teatro?...***Al azar, sin un plan de lectura establecido o, más bien, creo yo, por un dictamen oficiante, mis ojos se fijaron en aquella imagen. ¿Cómo no quedar prendido de la silueta que recortaba, soberbia e impune, precisa y preciosa desde la voluta de humo que seguramente escaparía de sus labios en cualquier momento, la nostalgia de esa noche? ¿Cómo no rendirse previamente ante la magia que emanaba de esos pómulos nocturnos y al contundente luto con el que se dolía de alguna cicatriz que no era visible?Estaba sumergido en ese cuerpo que apoyaba su meditación y su espera en el brazo izquierdo contra ese poste que la acompañaba. Era tanta mi abstracción que no me percaté del momento en que esa mujer se sentó a mi lado. Tampoco sé si estuvo observando por algún tiempo o su pregunta y su solicitud surgieron de improviso. ¿Acabas de comparar tu libro? ¿Me lo prestarías para hojearlo? Te veo muy emocionado con él, tanto que ni siquiera has reparado en mi presencia.El timbre de esa voz modificó completamente la escenografía en la que mi mente deambulaba. La penumbra de esa calle y la luz que se filtraba por la ventana de persianas tipo cortinillas se transformó en la luz de ese medio día en el que el sol no había decidido otra cosa que brillar. La miré fijo a la cara, buscando la protuberancia sobre las mejillas pero en su lugar estaba un rostro que desde su redondez no dejaba de reír: ella sabía perfectamente que la amparaba la perfección de esa dentadura y que el rubor que iluminaba esa sonrisa no era un acto de mentira.Como autómata extendí ese ejemplar hasta dejarlo entre sus manos pero permanecí en silencio porque no supe qué decir. Una carcajada de ella, sonora pero discreta me hizo suponer la cara que puse y en seguida su voz me invitó a no preocuparme. Este libro lo conozco, dijo ella.***Lo conozco, lo conozco, las palabras retumbaban incesantemente en su memoria mientras ella acariciaba entre sus manos ese miembro, mientras lo mojaba una y otra vez con agua tibia que escurría del aguamanil a la jofaina. Lo giraba entre la palma de su mano como si realizara una inspección de rutina o como si valuara joyas en el Monte de Piedad. Esa intención de escudriñar lo desquiciaba, cada contracción de ella con el tacto era una variante al mandato bíblico de “levántate y anda”, pero el recuerdo de esas palabras le impedía resucitar completamente.Sin abandonar la provocación de su sonrisa, ella fijaba el escrutinio verde de sus ojos en los ojos suyos sin entender cabalmente lo que ocurría y él, bajo la hipnosis que no le daba tregua desde que platicaron en la banca del jardín, continuaba escuchando esas palabras “lo conozco, lo conozco”…***Mira, el teatro no sólo es locura. No me veas de esa manera. Mi nombre es Chuy Mollá; soy el que coordina este taller y es verdad, el teatro no solo es locura, pero que no se acerque al escenario quien se crea completamente cuerdo. El arte, al igual que la locura es libertad, es carencia de ataduras y el teatro es arte y tú, ¿cómo dijiste que te llamas? Es verdad, no te he dado tiempo para responder a mis preguntas. Gracias, Daniel, bienvenido al apocalipsis que se llama bambalinas. ¿Pretendes ser actor? ¿Acaso escribes guiones? Entonces déjame adivinar. Seguramente eres escenógrafo, por eso los pinceles, son de marta, ¿verdad? Las palabras de Mollá hicieron lo que no hubiera logrado alguno de los folletos con los que la Casa de la cultura invitaba a sus actividades y, olvidándose de su intención primaria, de acercarse a las actividades plásticas, decidió quedarse en las dramáticas porque, a fin de cuentas, haría lo mismo pero sin tener que soportar la esquizofrenia de otros aspirantes a pintores, ni de los pintores mismos.***Junto con su talento para crear escenografías y telones fue creciendo su amistad con Chuy Mollá. Además de director y dramaturgo resultó ser un conocedor del arte en cada una de sus expresiones. La sensibilidad que demostró para criticar los trazos de Daniel, más que una agresión o un regaño, fueron asumidas por éste como una alternativa para mejorar esos proyectos. Además de un maestro, Daniel encontró en Mollá un ferviente admirador y un encarnizado defensor de sus creaciones. Su mecenas y su protector.***¿Te parece interesante el rostro de esa actriz? Alguna vez yo vi esa película y me impresionó la forma en que ella caminaba entre las calles. Era yo muy joven y debo confesar que, como a ti, esa figura también me sacudió. Se me quedó grabada tan adentro, que en cuanto la vi en tu libro no pude resistir la tentación de hojearlo nuevamente, porque como ya te dije, ese libro lo conozco. Yo quise disimular la doble turbación que me invadía, por un lado, en efecto, el impacto de esa imagen me había dejado absorto, a tal extremo que una desconocida pudo darse cuenta y por el otro, la seducción que emanaba de esa presencia, de esa cercanía. La forma en que sus ojos me miraban. O tal vez la forma en que yo veía que me miraban, que quería que me miraran. Por eso del libro, al dejarlo entre sus manos, mis manos brincaron a las suyas, como queriendo comprobar que mi deseo encontraba eco y que esa chispa que yo veía en esos ojos y la invitación de esa sonrisa no eran figuraciones mías sino que estaba ante la puerta de entrada, entreabierta ya, de lo que podría ser una contienda más allá del celuloide y lejos del burdel porque ella, con esa piel, con esa sonrisa, con esos ojos, con esos labios y esa dentadura, de ninguna forma podía provenir del lupanar.Te siento inquieto, murmuró. ¿Prefieres que intercambiemos opiniones acerca de tu libro y de la chica de la foto en un lugar con menos concurrencia y sin estar expuestos a la curiosidad de los paseantes? ¿Quisieras que nos pusiéramos a salvo de esta plaga de insectos, en algún lugar en donde no te escondas para verme tal como quisieras? Conozco un lugar discreto, no muy lejos de este sitio y si de verdad quieres… podemos estar solos con nuestros pensamientos y resolver nuestros deseos. Cumpliendo plenamente nuestras ocurrencias ¿te parece buena idea?***Cuando el deseo sobrevive la penumbra y permanece, latente, para retrasar la despedida, es un deseo legítimo, sincero, pero sobre todo, es un deseo satisfecho que engrandece su nobleza en la satisfacción del otro. Por eso la mano de ella se esmeraba en el aseo, por eso el estertor de él entre sus manos. Pero en ocasiones las palabras nos conducen al abismo, son un pasadizo que nos lleva al miedo, a la renuncia. Él no podía comprenderlo plenamente. No al principio. No del todo cuando la escuchó decir, “este libro lo conozco”, no podía descubrir ningún presagio en la expresión “lo conozco” porque además de todo era cierto, ese libro es muy conocido.En todo caso, las palabras de ella le enseñaron que el miedo es un sinónimo de resistencia para recuperar la dicha o el placer que, ya sabemos, con alguna de sus trampas no nos dejará escapar. Cada vez que ella cerraba su mano en torno de su miembro, en él se incrementaba la conciencia de que ese era su fin. Pero no podía explicarlo. La potencia de su sangre exigía, golpeando con violencia sus vasos capilares, regresar al cuerpo de ella, recuperar esa temperatura que lo desquició hace un momento, pero el poder de las palabras fue mayor y él sintió morir cuando ella, queriendo atemperar ese retorno, tal vez queriendo prolongar ese momento recurrió a la palabra, buscó argumentos para justificar el estribillo que repetía desde el jardín, “lo conozco, lo conozco” y remató con las pregunta que dejarían todo en claro. ¿Eres artista? ¿Escritor acaso? ¿Tal vez actor? Ya se, dijo por fin. Eres pintor, dibujante. Algo de tu temperamento me lo dijo y ¿sabes? también tengo conocimiento de ese ambiente, me agrada y aunque poco lo frecuento, siempre estoy al tanto de las novedades porque ¿sabes? tengo un hijo vinculado al arte. Es dramaturgo. Se llama Chuy Mollá, ¿lo conoces? ¿Has oído hablar de él? Y Daniel, en ese momento descubrió que su sensación no se llamaba miedo. Se llamaba remordimiento, tal vez remordimiento por no poder consumar el retorno a ese desafío, aunque su cuerpo y ella así lo reclamaran.
9 comentarios:
ummm la historia me parecio un poco confusa...no me usto muzho, bueno es por lo mismo que no le entiendo buu jeje..
Alejandra C. 4010
MmMM BUUUU TUBE CREAR UN CUENTA GOOGLE ASH!!!
jajaja oie no pues la historia cuento ne verdad no se como llamar@, es buena la principio y de repnte zaz como q es totalmente confusa y pues como q no, pero pues sta masooo solo por ese detalle era buena pero.... al final nooo
buuu..., bueno para la otra saldra mejor.
aGuiñIga 6010
psd:se murio benedetti buuuuuuuuu!!!
bueno pues al inicio era confuza pero cuando la entiendes llega un momento q podrias jurar q esta pasando en cualquier lugar del mundo en este momento porq asi como a los personajes hay mucha gente q le da miedo decir lo q se piensa y see siente en el omento y pues es grande el destino y esta ciudad es chica no lo importante es ser tu mismo sin impoortar las sircunstancias en las q estes me enknto y bueno no tengo ningun ml coment
giovanna palencia 6040
Bonilla...
No se si quizas fue el blues o los hongos, quizas simple inspiracion tuya pero me agrado tu cuento porque apesar de que a lo largo de el cuento puedes tener dudas, como toda buena obra al final resuelves todas aquellas dudas tnego que confesarte que si tuve q leerla como 3 veces pero valio la pena.
Tuve que escuchar alog de folk, algo tambien psicodelico echarme para entender mejor jajaja pero
Te quedo bien Bonilla echale ganas ahora para hacer un libro eh!!!!
Vale Nos vemos Buena Vibra Bonilla
Acosta Corona Luis Roberto 6010.
proefesor bonilla buenas noches (ante todo la cabellerosidad) no sabia que usted ewscribia pero bueno me parecio un cuento un poco confuso y hasta cierto punto me parecio que podrian ser varios cuentos en uno solo. me agrado el cuento fue una sorpresa cuando vi que usted lo habia escrito. en fin mañana a primer hora lo veo atte samuel santillana 6040
O___O
Wow... tus palabras en serio me hacen sentir escalofríos y más al llegar al final, a ese clímax del que todos gozamos.... Tú sabes a lo que me refiero :)
Claro... tanto como tus palabras y el clímax, me pareció maravillosa la manera de explayarlo en todo el sentido, desde el maldito,confuso y maravilloso flashback, hasta la repentina solución que, aunque se desee, la sorpresa No nos deja seguir en lo que estábamos...
Anda Bonilla, en serio que me pones loca con esas manos que escriben tales realidades y tales confusiones tan deliciosas....
Palma, 6040.
Me gustaron todos los cuentos creo q son de las mejores lecturas q he tenido q leer por obligación aunq me gustaron para leerlas por gusto.La q mas me gustó fue la de Ibargüengoitia tanto q hasta me dan gans de leer 2 crimenes por gusto jaja.Bune trabajo profe con el de Chuy Mollá fue mi segundo favorito (tiene talento(y no es por hacerle la barba)).
Mayra Montiel 4010.
Pues me paresio si al principio un tanto confusa dificil pero con el paso se va tornando mas facil y se vuelve la verdad muy buena y muy interesante ,si me gusto aunque dificil al principio me gusto .
Daniel Espinosa Severino 4010
YO MANCILLA VELAZQUEZ OSCAR DE AREA 4
LE DIGO A USTED DON BONILLA QUE YA SOY MIENBRO DE SU CLUB Y QUE YA E TERMINADO DE LEER.
Publicar un comentario